Sin embargo, sabemos que existen patologías y grupos a los que el frío afecta de mayor manera. La diabetes, hipertensión o artritis, además de las enfermedades respiratorias, son las que pueden ver agudizados sus síntomas o generar mayores complicaciones en este periodo.
La disminución de las temperaturas en invierno no sólo afecta nuestro estado de ánimo o se convierte en un peligro inminente para personas con afecciones respiratorias. Existen otras enfermedades cuyos síntomas se agudizan con el frío, por lo que es necesario tomar conocimiento y los resguardos necesarios para enfrentar esta época del año, sobre todo, cuando nuestro sistema de salud está colapsado enfrentando la pandemia del coronavirus.
Cuando una persona se enfrenta al frío, su corazón debe trabajar más para conservar la temperatura corporal y seguir empujando la sangre al organismo; esto provoca la constricción de los vasos sanguíneos, concentrando el calor en la zona central del cuerpo donde están los órganos vitales. Sin embargo, las razones de por qué el frío afecta estas patologías crónicas son mucho más complejas y multifactoriales.
“Sin embargo, sabemos que existen patologías y grupos a los que el frío afecta de mayor manera. La diabetes, hipertensión o artritis, además de las enfermedades respiratorias, son las que pueden ver agudizados sus síntomas o generar mayores complicaciones en este periodo. Asimismo, los adultos mayores, lactantes y pacientes con polifarmacia (o pacientes que consumen un gran número de medicamentos) como los enfermos crónicos, son los grupos de mayor riesgo”, afirma Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
En el caso de la diabetes, según la Escuela de Medicina Mount Sinai (EE.UU.), cuando la temperatura baja, el cuerpo necesita producir más calor, obteniéndolo del tejido adiposo generado por la cantidad de azúcar o glucosa que mantiene en el organismo. “En este sentido, el cuerpo buscará aumentar la glucosa para alcanzar o mantener una temperatura adecuada, afectando directamente el metabolismo de un paciente diabético”, señala Molina.
Asimismo, en los hipertensos, el organismo recurre a la vasoconstricción, estrechando los vasos sanguíneos para aumentar la presión y controlar la temperatura interna. De acuerdo a la Clínica Mayo, esta reacción puede descompensar a los pacientes que sufren de esta condición, generando crisis hipertensivas que, de no ser tratadas a tiempo, pueden resultar siendo fatales.
De acuerdo a la facultativa, “en el caso de pacientes con patologías cardiacas esto también preocupa, ya que este aumento en la presión puede comprometer el correcto funcionamiento del corazón. De hecho, especialistas señalan que la exposición a bajas temperaturas puede desencadenar episodios isquémicos –como infartos al miocardio, insuficiencias o arritmias”.
Otras de las patologías cuyos síntomas se agudizan en esta época es la artritis reumatoide. El frío es un estímulo importante para el organismo, induciendo contracciones musculares como mecanismo de defensa. “Esto produce un agravamiento de las molestias y dolores articulares, incluyendo el aumento de la rigidez matutina. Para estos pacientes, el invierno es una etapa compleja, sobre todo aquellos que no responden al tratamiento convencional con los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, que pueden llegar hasta el 20% del total, según el MINSAL”, agrega la farmacéutica.
También se deben considerar los grupos más vulnerables a ser afectados por las bajas temperaturas. En el caso de los lactantes, su sistema de respuesta neurovascular no se encuentra completamente desarrollado, por lo que hay que tener un mayor cuidado para mantener los ambientes con una temperatura adecuada. De igual forma, los mecanismos de defensa en los adultos mayores están debilitados, por lo que no tienen una respuesta adaptativa adecuada frente a las bajas temperaturas.
Además, en este último grupo se suelen presentar mayores casos de enfermedades crónicas, generando una polifarmacia, “pudiendo potenciar los síntomas ligados al frío al interferir con los mecanismos adaptativos del cuerpo, como es el caso de los vasodilatadores, depresores del sistema nervioso central o relajantes musculares; sin mencionar los potenciales riesgos de minimizar los efectos farmacéuticos de algunos medicamentos en el organismo”, concluye Molina.
En este escenario, el frío se presenta como una real amenaza si consideramos que más de la mitad de los chilenos (unos 9.7 millones de personas) viven con dos o más enfermedades crónicas, de acuerdo al Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud. Por esto, para la farmacéutica “es importante que estos pacientes tomen las medidas necesarias para enfrentar esta época, consultando a su médico la necesidad de ajustar dosis o rutinas diarias. Sobre todo en tiempos de pandemia, debemos comprometernos en mantener a este tipo de pacientes lo más controlados y estables posibles”.