Desde 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha establecido el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down. En este día, es fundamental destacar uno de los desafíos médicos más significativos para estas personas: las cardiopatías congénitas. Se estima que alrededor del 50% de los niños con síndrome de Down nacen con algún tipo de enfermedad cardíaca, lo que resalta la importancia de un diagnóstico temprano.
El Dr. Carlos Fernández, presidente de la Fundación SOCHICAR, señala que, aunque los avances médicos han permitido detectar muchas de estas anomalías en los controles prenatales, aún existen casos en los que el diagnóstico solo se confirma después del nacimiento. Esto hace esencial que todos los recién nacidos con síndrome de Down sean evaluados por un cardiólogo pediatra para detectar posibles problemas cardíacos y recibir una intervención temprana.
Una de las cardiopatías más frecuentes en estos niños es el canal auriculoventricular, que consiste en una comunicación anómala entre las aurículas y los ventrículos del corazón. Aunque inicialmente puede no presentar síntomas evidentes, esta condición puede llevar a insuficiencia cardíaca y requiere cirugía en los primeros meses de vida para evitar complicaciones graves.
El pronóstico para los niños con síndrome de Down mejora significativamente cuando las cardiopatías son diagnosticadas y tratadas a tiempo. Un adecuado manejo médico y terapias de estimulación motora y sensorial en el momento adecuado favorecen su desarrollo y su integración social.
Este 21 de marzo no solo es un día para celebrar la diversidad y el valor de las personas con síndrome de Down, sino también para generar conciencia sobre la importancia del diagnóstico temprano y el acceso a atención médica especializada, lo cual permite que estos niños vivan una vida plena y feliz.