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Más de 100 mil niños aprenden sobre bosque y medio ambiente en el sur de Chile

Forestal Más de 100 mil niños aprenden sobre bosque y medio ambiente en el sur de Chile
#5053 | 09 de Septiembre del 2022
Proyecto “Vivamos el Bosque” se posiciona como uno de los programas más longevos de educación ambiental y prevención de incendios a nivel nacional. Proyecto nacido en el 2000 en Valdivia y que hoy ya se proyecta en 7 regiones del país.

Educar sobre las características de los bosques y el ciclo de vida de los árboles y el agua, hasta las acciones necesarias para prevenir incendios, es el objetivo del programa Vivamos el Bosque, una de las iniciativas de educación ambiental más longevas del país con más de 20 años de trayectoria, y que contó con la gestión de la Corporación Chilena de la Madera, Corma Los Ríos – Los Lagos.

Creado en 2000 por la Sociedad de Protección del Sur, organismo impulsado por las empresas madereras AnChile, Hancock Chilean Plantations y Arauco en Valdivia, el proyecto hoy se ha convertido en una fuerte instancia de relacionamiento con la comunidad educativa en las regiones de O’Higgins, Maule, Bíobío, Ñuble, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, alcanzando a más de 106 mil niños, niñas y adolescentes de primero a octavo básico, participantes en los más de 1.600 talleres realizados. 

Educar con entretención 

El programa se realiza entre abril y noviembre de cada año, y durante marzo se ultiman los detalles junto a los equipos docentes de los establecimientos, de modo de desplegar en conjunto las actividades.

Entre los contenidos que se incorporan destaca una serie de charlas expositivas y audiovisuales sobre los ciclos del bosque, siendo una de las más importantes la de prevención de incendios. Actividades que finalizan con concursos de pintura y cuentos para premiar a quienes captan de mejor manera los contenidos aprendidos. 

Anyela Jara, líder del programa Vivamos el Bosque, destaca que “cuando se pensó en los concursos de pintura, que son para niños de primero a cuarto básico y el de cuentos que son para alumnos de quinto a octavo, la idea era que ellos pudieran plasmar a través del arte o literatura, lo aprendido en las actividades realizadas durante el año, entonces incentivamos a los alumnos y alumnas a participar. A ellos les gusta dibujar y escribir”.

Experiencias que quedaron marcadas en los alumnos que lo han vivido, es el caso de Yerko Uribe, brigadista de la empresa Serfonac, hoy a sus 24 años recuerda que “teníamos que hacer unos dibujos y los mejores se disputaban un premio que eran unas bicicletas, lápices de colores” así como gorros y otros accesorios. 

Para él, los talleres enseñaron a reconocer y tomar conciencia del cuidado y protección del bosque que le ayudó a escoger su actual labor. Así, Uribe destaca que “hay que educar desde la semilla cuando uno es niño, al ser adulto uno tiene mayor reflexión, se da cuenta más y en ese caso uno ya trata de evitar ciertas cosas. Se cultiva una conciencia y sobre todo de personas que son de una zona rural”.

Un mensaje que es secundado por Oscar Engdhal, gerente de proyectos y ex jefe de patrimonio y protección Anchile, quien asegura que “en Vivamos el Bosque” tenemos que seguir trabajando a largo plazo con los niños,porque así como van pasando los años, aunque sea un 50% cuidan los bosques, tenemos que seguir hacia adelante”.

Alta valorización

La iniciativa es valorada por el presidente de Corma Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, Cristián Durán. “Vivamos el Bosque nació  para prevenir los incendios desde una mirada en ese tiempo muy distante a lo que es hoy, pero que apunta a educar, a llegar a los niños en los colegios con material para hacerles ver la importancia del bosque tanto de los bienes y servicios que da, como también lo malo que son los incendios y las complicaciones que traen”.

Angeline Castillo, jefe de prevención de Incendios de Arauco, recuerda que “en las escuelas, por lo menos en Valdivia, no se había iniciado un proyecto de esa naturaleza, con un modelo de trabajo ordenado, sistemático, donde se establecían módulos de enseñanza que estuvieran en acuerdo con las instituciones educacionales”.

Inicios que recuerda con orgullo Francisco Acevedo, jefe de Protección Forestal y Seguridad de Hancock e impulsor del programa. “Se seleccionó a los monitores y se diseñó el material de apoyo que fue un gran acierto y de excelencia, porque ahí se contó con el apoyo del Ministerio de Educación, a través de las organizaciones regionales. Además, los programas de visita el primer año comenzaron con 60 escuelas, con un universo grande de niños, generalmente promediamos los 6 mil alumnos”.

Proyección y objetivos 

Al igual que el resto de las actividades el programa Vivamos el Bosque se vio afectado por la pandemia, ya que la mayoría de los colegios suspendieron sus clases presenciales, es por eso que la iniciativa debió buscar nuevas herramientas y formas de llegar a los alumnos. 

Una reinvención que para Anyela Jara, tuvo su dificultad. “no todos los niños tenían acceso a internet, por lo que generamos varios planes y uno de ellos eran unas guías educativas de acuerdo a las charlas, más una pequeña evaluación que entregábamos al director del colegio, quien se encargaba de enviar nuestro material a los niños y avanzar”, explicó. 

Una experiencia que contó con el apoyo de la comunidad escolar y que este año se retomó con normalidad, ya que “es una herramienta muy bien evaluada por los profesores y por eso la estamos replicando en otras regiones. Hemos ido avanzando en incorporar el modelo de trabajo en más escuelas en el territorio hasta la región de O’Higgins, focalizando nuestros esfuerzos en aquellos sectores de mayor ocurrencia de incendios, como, por ejemplo, la provincia de Arauco en Biobío, que lamentablemente es el sector donde se generan mayores emergencias”, detalla Angeline Castillo. 

Quien además asegura que las evaluaciones del programa han sido positivas en los sectores instruidos, ya que los niveles de ocurrencia han disminuido considerablemente. “Uno puede encontrar esa relación, donde más actividades se han realizado, tienen algún efecto en la disminución de incendios que ocurren por negligencias, por lo que se pueden evitar a través del trabajo de educar”.