Si el objetivo del Banco Central ha sido propiciar un aterrizaje suave de la economía para disminuir las presiones inflacionarias, llegó la hora de relajar la TPM.
La evolución mensual del IMACEC desestacionalizado nos permite analizar la dinámica de la actividad económica. La caída de 0,8% en noviembre recién pasado respecto de octubre es menos de la mitad de la última caída mensual desestacionalizada que se observó en julio, pero en los últimos 12 meses, en 2 de cada 3 meses se han registrado caídas en dicha tasa porcentual. Esto se replica a nivel de la producción de bienes (incluso para la industria se eleva a 3 de cada 4 meses) como del comercio. En toda la serie publicada de IMACEC desestacionalizado (desde 1996) un patrón como este nunca se había dado, pues a nivel general no había superado el 55% de observaciones negativas en un año, y nunca un sector de tanta relevancia como la industria había mostrado tantas variaciones negativas.
En la crisis sub-prime, entre diciembre de 2007 y noviembre de 2008, se anotaron caídas en 2 de cada 3 meses en industria y comercio, pero el resto de los sectores fue más dinámico con lo cual a nivel del IMACEC desestacionalizado solo alrededor del 40% de las observaciones fueron tasas negativas. Ese año el Banco Central elevó la TPM en 325 puntos base entre julio de 2007 y hasta comienzos de 2009, cuando empezó a revertir drásticamente dicha alza. Por su parte, la política fiscal fue expansiva, buscando apuntalar la economía.
En esta coyuntura, nos estamos enfrentando a una drástica reducción de la actividad económica con políticas de estabilización contractivas y con una economía global que enfrentará un escenario más adverso que el año que acaba de terminar, según lo ha reconocido la Directora Gerente del FMI. Dado el rezago con que actúa la política monetaria, es prudente empezar ya a bajar la TPM para evitar un sobreajuste de la economía.