La revolución en el tratamiento oncológico comienza por la IA
La inteligencia artificial (IA) ha comenzado a transformar de manera profunda la medicina oncológica, especialmente en el ámbito del diagnóstico por imágenes y la planificación terapéutica. Así lo afirma John Carrillo, director de Diagnóstico y Terapia guiada por Imágenes para Chile, Argentina y Uruguay en Siemens Healthineers, quien destaca que la incorporación de esta tecnología está elevando la precisión, eficiencia y confiabilidad del proceso clínico.
Uno de los grandes desafíos en la lucha contra el cáncer ha sido históricamente su detección temprana, una tarea que exige máxima precisión por parte de los especialistas en imágenes. Sin embargo, factores como la fatiga, la carga laboral creciente y la variabilidad en la interpretación humana han dificultado esta labor, en un contexto donde además escasean los radioncólogos a nivel global.
Frente a este panorama, la IA ha emergido como una solución innovadora. “Gracias a algoritmos de aprendizaje profundo, hoy es posible analizar grandes volúmenes de imágenes médicas con una precisión y velocidad que antes eran impensadas”, explica Carrillo. Estos sistemas no solo identifican anomalías sutiles que podrían pasar desapercibidas, sino que también estandarizan los hallazgos, eliminando la variabilidad inherente a la percepción humana.
Además, al no verse afectada por la fatiga ni por el entorno, la IA asegura un desempeño constante a lo largo del tiempo, lo que se traduce en diagnósticos más confiables y oportunos para los pacientes.
En el ámbito del tratamiento, la IA también está haciendo una diferencia crucial. Una de sus principales aplicaciones es la segmentación precisa de tejidos: “Esto permite diferenciar claramente entre tejido sano y tejido maligno, optimizando así la planificación terapéutica y minimizando los efectos secundarios”, explica el ejecutivo.
Por ejemplo, en radioterapia, la IA automatiza la delimitación de órganos en riesgo, asegurando que la radiación se concentre únicamente en la zona afectada, protegiendo estructuras adyacentes y aumentando la efectividad del tratamiento.
Para los profesionales de la salud, la IA significa también un cambio en la forma de trabajar. Carrillo señala que esta tecnología permite reducir significativamente el tiempo dedicado a tareas repetitivas —entre 8 y 15 minutos por paciente—, liberando tiempo valioso que los médicos pueden dedicar a la toma de decisiones clínicas estratégicas y al diseño de tratamientos más eficaces.
“La integración de la inteligencia artificial en oncología es una revolución silenciosa pero profunda. No solo optimiza los flujos de trabajo, sino que también mejora la confianza en los diagnósticos y redefine los estándares de atención en salud”, concluye John Carrillo.
A medida que la tecnología continúa avanzando, el impacto de la IA promete seguir ampliando sus beneficios, ofreciendo a pacientes y médicos nuevas herramientas para enfrentar el cáncer con mayor precisión, eficiencia y esperanza.