Los datos hablan por sí solos: Según un estudio del Parlamento Europeo, los niños de 9 a 10 años son
más propensos a sufrir acoso en las webs de juegos, mientras que los adolescentes de 13 a 16 años
son más proclives a verse afectados por el ciberacoso en las redes sociales. En Chile, la Encuesta de
Ciberacoso y Salud Mental en adolescentes y adultos jóvenes (2022) arrojó que el 49% de los
encuestados dijo haber sufrido ciberacoso alguna vez dentro de los últimos 3 meses.
Pese a lo alarmante de estos datos, se debe evitar caer en el extremo de demonizar las redes
sociales, pues también se han consolidado como un espacio de interacción social, ampliando las
oportunidades de conectar con familiares, amigos y conocidos en torno a un tema en común.
El equilibrio debe apuntar a cuidar la información que se comparte y tener claro con quiénes se
interactúa, además de tomarse el tiempo de conocer cómo funcionan dichas herramientas. Hay
algunas consideraciones que los padres y madres pueden acordar con sus hijos e hijas:
● Mantener las redes sociales privadas.
● No agregar en redes sociales ni entablar conversaciones con personas desconocidas.
● No entregar información privada como edad, dirección, número de teléfono, colegio o barrio
en el que vive.
● Nunca compartir contenido íntimo o privado de ninguna índole, menos a desconocidos.
● Si quiere tener un perfil público, no compartir apellidos, lugares que frecuenta ni menos
datos personales.
● Avisar a los padres si alguien los está acosando o molestando, sin importar si es una persona
conocida o no. Muchas veces el ciberacoso viene de los mismos compañeros.
En cuanto a padres y madres, hay muchas acciones que se pueden realizar para monitorear y
proteger a niñas, niños y adolescentes, que permiten levantar a tiempo alertas en caso de riesgo:
● Conocer las redes sociales que usan sus hijos: usarlas, averiguar de qué se tratan y el alcance
que tienen. Leer sobre nuevas tendencias y nuevas redes.
● Evitar prohibirlas, pues es mejor que los hijos tengan perfiles monitoreados y evitar que
usen cuentas secretas, con lo que podría aumentar el riesgo a sufrir grooming o ciberacoso.
● Mantener un diálogo abierto y sincero, para que se sientan seguros y confiados a compartir
sus experiencias.
● Fomentar la privacidad y el uso responsable de la tecnología en sus casas, estableciendo
límites claros y monitoreando el uso que hacen sus hijos de los dispositivos móviles y las
redes sociales.
● En caso de los más pequeños, revisar el historial de búsquedas de YouTube, pues les
permitirá saber en qué están interesados. Utilizar las herramientas de control parental es
útil para cuidar el contenido al cual pueden tener acceso.
● Concientizar sobre la noción del anonimato al interactuar por redes sociales o juegos en
línea. Un perfil no necesariamente refleja la realidad del usuario.
● Los juegos en línea incluyen chat de conversación, un ambiente en el que confluyen
personas de todas las edades. Un lugar donde también hay que estar alertas y atentos.
Sobre todo, con los niños y niñas más pequeños, que aún no tienen redes sociales.
El ciberacoso y el grooming son problemas serios, que pueden tener graves consecuencias en la vida
de las personas, especialmente en niños, niñas y adolescentes. Es fundamental que los padres se
informen y eduquen sobre los riesgos asociados a las redes sociales y se comuniquen con sus hijos e
hijas de manera abierta y confiable, fomentando el uso responsable de la tecnología.