“La miel producida con la modalidad de apicultura natural regenerativa destaca por su
calidad y por estar libre de compuestos químicos y de antibióticos”, explicó el investigador
de INIA Quilamapu, Marcelino Claret, durante su exposición en el seminario “Tecnologías
al servicio de la apicultura sustentable” que reunió a más de un centenar de apicultores/as
en dependencias del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, en Chillán.
Claret, quien también es el director regional de INIA, destacó que este tipo de miel
proviene, en su totalidad, de abejas alimentadas con el néctar de las flores, dejando
absolutamente de lado la alimentación con cualquier tipo de azúcar, elemento que puede
dañar las abejas. Agregó que en la apicultura regenerativa “la miel es producida bajo
estándares orientados a buscar el bienestar de las abejas”, lo que significa que todas las
intervenciones se basan en sus ciclos naturales y “respetando, en todo momento, sus
necesidades”.
Ante más de un centenar de apicultores/as, el investigador y coordinador del proyecto
expresó que la apicultura natural regenerativa, produce también un beneficio directo al
medio ambiente, ya que, junto con el cuidado de las abejas, los productores/as trabajan
en la restauración y conservación del entorno natural de los apiarios o colmenas, con
especial énfasis en mantener y regenerar la flora circundante.
Tecnología en apoyo de las abejas
Marcelino Claret, doctor en ciencias ambientales, señaló que el proyecto en ejecución
utiliza tecnología basada en la percepción remota y en los sistemas de información
geográfica (SIG) para determinar los lugares, a lo largo del año, donde crece la flora que
las abejas requieren para su alimentación, para lo cual se trabaja en la caracterización de
tres ecoclimas en la región de Ñuble, ubicados en los alrededores de Cobquecura, Ninhue
y Recinto.
En las zonas escogidas se utilizarán drones e imágenes satelitales para determinar las
mejores áreas de recolección de polen de flora natural, considerando que las abejas
suelen recorrer entre 3,5 y 5 kilómetros a la redonda desde sus colmenas. Ello permitirá
obtener información precisa del índice de floración natural existente en cada época del
año, lo que orientará a los apicultores/as en la recolección permanente de polen para
cada colmena.
Entre los factores estudiados está la identificación de las flores existentes en cada una de
las tres zonas, pudiendo contarse con la presencia de diente de león, quillay, trébol
rosado, gerbera, cardo, vara de oro, avellano chileno, chilca, arrayán, zarza mora, rosa
mosqueta, hierba azul, dedal de oro y rábano, entre las más significativas.
Paralelamente, se ha analizado la incorporación de cultivos que podrían implementarse en
zonas que cuenten con pocas áreas de floración, destacando el “trigo sarraceno” o
alforfón, un pseudo cereal que cuenta con especiales características nutricionales y que
podría, incluso, convertirse en una alternativa productiva anexa para los apicultores/as.
El seminario también contó con las presentaciones de Edmundo Cárdenas, especialista en
agricultura natural regenerativa, Marcela Ledesma, de COPELEC Apícola, y de Alfredo
Herrera de la aseguradora Gallagher, quienes se refirieron, respectivamente, a los
“Principios sustentables de la apicultura natural regenerativa”, a la “Apicultura y cambio
climático: una realidad preocupante” y a la conveniencia de contar con un “Seguro
apícola” para resguardar la actividad, ante eventuales adversidades climáticas y humanas
que pudieran amenazar la producción anual.
Apicultura de Ñuble
La apicultura de Ñuble, a septiembre de 2022, reportaba 814 apicultores, 1.477 apiarios y
97 mil 346 colmenas. Ya en 2023, del total de apicultores/as de la región, 807 se
dedicaban a la producción de miel y 164 a actividades de polinización, que sobresalen por
sobre otras como la producción de abejas, propóleo, polen, cera y apiterapia.