En el municipio de San Carlos, el compromiso con la educación va más allá de las aulas; se extiende al entorno, abrazando un enfoque profundo en la conciencia ambiental. Conversando con Hary Donoso, director del Departamento de Administración de Educación Municipal (DAEM) de esta localidad, se transformaciones que dibujan un horizonte innovador en la educación.
San Carlos alberga 22 instituciones educativas, incluyendo escuelas y liceos, junto con 9 jardines infantiles. Un hito reciente y significativo es el traspaso al Servicio Local de Educación Punilla Cordillera, un proceso que despierta un diálogo sobre las mejores prácticas educativas. Este cambio no solo representa una transición administrativa, sino también una oportunidad para reconocer y apoyar las nuevas prácticas e innovaciones dentro de la comunidad educativa.
El compromiso del alcalde y de todo el equipo es claro: facilitar el traspaso de la mejor manera posible para el beneficio de la comunidad educativa. Mientras se avanza en este proceso, el enfoque continúa en la mejora de los estándares educativos hasta el final del año 2023.
El Departamento de Educación se enorgullece de tener más de 2 instituciones con certificación ambiental. Esto no es solo un sello, es una forma de vida en las escuelas. ¿Qué motivó esta transformación? Fue una vocación arraigada en la comunidad educativa, impulsada por docentes y padres comprometidos con la integración de la educación ambiental en la formación de valores.
La infraestructura no se queda atrás. Desde reciclaje hasta huertos escolares, San Carlos ha implementado una serie de iniciativas que van más allá del discurso: son una realidad palpable en el día a día de las escuelas. Lo notable es que esta conciencia ambiental no se limita a las aulas urbanas. Las escuelas rurales son un epicentro de educación agrícola y cuidado del medio ambiente, fusionando la agricultura comunitaria con valores ambientales. Un ejemplo claro son los huertos escolares, no solo espacios para los estudiantes, sino también recursos para la comunidad.
El reciclaje y la reutilización también ocupan un lugar destacado en múltiples establecimientos. La separación y gestión de residuos se ha convertido en un hábito, con contenedores de reciclaje en diversas escuelas.
Más allá del presente, el futuro se vislumbra brillante. La implementación de proyectos fotovoltaicos en las escuelas es una muestra tangible del compromiso con la sostenibilidad a largo plazo. En el trasfondo de todas estas acciones, el traslado a los servicios locales de educación ha sido un catalizador para reforzar el compromiso, la habilidad y la creatividad en la educación ambiental.
San Carlos no solo enseña sobre el medio ambiente, sino que vive y respira un compromiso con la sostenibilidad. En definitiva, San Carlos no solo se distingue por su enfoque educativo, sino por su enraizada convicción de que la educación medioambiental es fundamental para el futuro. Esta localidad no solo está educando a sus jóvenes, sino que está sembrando las semillas para un mundo más consciente y sostenible.