Todos los años, cuando se termina la disponibilidad de forraje en el valle central y secano costero, a fines de primavera, miles de animales son trasladados en busca de alimento a los campos de pastoreo en la alta cordillera, en una tradicional práctica arraigada en pequeños ganaderos y que es conocida como veranadas.
Con una actividad en San Fabián de Alico, región de Ñuble, el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, encabezado por su director nacional, José Guajardo Reyes, inició la temporada de veranadas 2023-2024, momento en el cual se desarrolla un riguroso control y monitoreo que busca resguardar la sanidad de los animales que se trasladarán a la zona cordillerana, una tradición que en Chile se expresa entre las regiones de Coquimbo a La Araucanía.
“Estamos revisando a los animales, tomando muestras para distintas enfermedades, poniendo los aretes o DIIO para identificación, todo antes que los animales suban. Con esto tenemos certeza que se encuentran en buena forma y podemos controlarlos en cuanto a temas sanitarios y de trazabilidad, tanto para la subida como para la bajada después desde la cordillera”, explicó el Director Nacional del SAG, José Guajardo Reyes. “Así tenemos un control poblacional de todo el ganado que permanece en los Campos de Pastoreo Cordillerano, podemos prevenir que ingresen animales con enfermedades que no están presentes en Chile e incluso darnos cuenta del contrabando de animales”, explicó el Director Nacional del SAG, José Guajardo Reyes.
Movimiento de animales
El control que realiza el SAG resulta especialmente importante por el desplazamiento y concentración de animales en veranadas, sobre todo porque muchos campos de pastoreo están cerca de zonas fronterizas con países limítrofes, lo cual representa un riesgo de introducción y diseminación de enfermedades exóticas que pudieran afectar la condición zoosanitaria nacional. En la región de Ñuble, el SAG mantiene una vigilancia obligatoria en 16 campos de pastoreo cordillerano, de los 50 que están registrados.
La región cuenta con dos puntos de control que están habilitados en el periodo de subida y bajada de ganado a veranadas, en la comuna de San Fabián y en la localidad de San José de Trumao, comuna del Carmen. En dichos sitios se realiza también un censo del ganado que se moviliza temporalmente, autorizando su subida y bajada con el Formulario de Movimiento Animal. Cada temporada se contabiliza un promedio de 100 bovinos, 3.000 caprinos y 100 caballos.
El jefe de la división de protección Pecuaria del SAG, Carlos Orellana, indica que “producto del cambio climático, estamos observando que es posible que ingresen algunas enfermedades que no están presentes en nuestro país y las veranadas representan una práctica tradicional arraigada en nuestros productores, que suben con sus animales a los campos de la alta cordillera. En esas instancias se produce interacción de los animales, por lo tanto, nosotros como Servicio Agrícola y Ganadero tenemos que preocuparnos de la sanidad de estos rebaños, de la interacción que se produce con estos animales que después bajan al valle central, y por lo tanto esta actividad es importante para nosotros como un eje del programa de sanidad animal de nuestro país”.
Richard Fuentes, productor ganadero del sector de Las Veguillas, en la región de Ñuble, hace años que sube a veranadas. “En verano todo se seca, no hay pasto verde, el que sí hay en abundancia en la alta cordillera, por eso es necesario subir a veranadas”, y agrega que ya son tres generaciones, antes la de su abuelo y la de su padre, y ahora él quien en esta época cada año planifica el viaje a la montaña en busca de forraje para los animales. Una tradición que lo lleva a trabajar codo a codo con el SAG, en un círculo virtuoso que vincula al Servicio con la pequeña agricultura familiar, al mismo tiempo que mejora el estándar sanitario del ganado en zonas rurales de nuestro país.