l informe desarrollado por investigadores de la Universidad de Chile, arrojó que las niñas y niños chilenos sufren la peor salud mental del mundo. La investigación estudió a menores de edad en 24 países a nivel global, revelando que el 15% de los niños (as) a nivel mundial padece de déficit atencional, hiperactividad y agresividad, sin embargo, indica que en Chile esta cifra llega al 25% de los menores de 6 años. Y hay más: entre el 12% y 16% de los niños y niñas de nuestro país padecen de ansiedad y depresión en contraste con lo que sucede a nivel global, donde estos problemas de salud mental infantil sólo abarcaría al 5% de ese mismo grupo.
A su vez, la pandemia generada por COVID -19 también vino a empeorar el panorama. Según el estudio “Efectos de la pandemia en la salud mental y en la convivencia de las comunidades educativas: Estado del arte de la investigación nacional e internacional” revelada en junio de 2023 por el Centro de Estudios del Mineduc se indica que: “se identificó un deterioro en la salud mental y emocional de niños, niñas y jóvenes, incluso en niveles mayores que los de la población adulta. Según la OCDE (2021), al inicio de la pandemia los jóvenes de 15 a 24 años tenían de un 30% a un 80% más de probabilidades de presentar síntomas de depresión o ansiedad que los adultos/as de países como Bélgica, Francia y Estados Unidos”.
Ya en 2022, el panorama fue nuevamente visibilizado mediante el “Estudio de políticas públicas relacionadas con la salud mental de niños, niñas y adolescentes”, presentado por la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz y en el que participaron 751 adolescentes a lo largo de todo Chile y que incluyó la realización de grupos de conversación y análisis con niños, niñas y adolescentes que viven bajo cuidado del Estado.
En esta investigación se revela lo siguiente: los y las adolescentes reconocieron la ansiedad (92,9%), depresión (92,3%), y las autolesiones (77,5%), como los problemas de salud mental más importantes. Y, al ser consultados por el posible aumento de estas afecciones producto de la pandemia, y/o las cuarentenas, los participantes destacaron un incremento de la ansiedad (86%) y la depresión (83%) generada por la recién mencionada contingencia.
Frente a este complejo y preocupante escenario, Francisca Astudillo, Máster en Educación en Universidad de Harvard y Fundadora de Corporación Educacional Eventuras, especializada en aprendizaje socioemocional explica que “estas cifras tan dolorosas sobre la infancia y adolescencia chilena vienen revelarnos las problemáticas sociales y emocionales que enfrentamos como país de manera transversal. Sin duda alguna, esta situación la arrastramos hace años pero la pandemia por Covid 19 lo intensificó de una forma para la que no estábamos preparados. Porque, una cosa es haber generado las medidas sanitarias para evitar más contagios y dar accesibilidad a las vacunas, pero eso es sólo la parte física, pero ¿qué pasó con el cuidado de las emociones y la salud mental en especial de nuestros niños y niñas? Esta sensación, de estar en un momento crítico, debemos aprovecharla para intensificar los esfuerzos y revertir esta situación.
“Muchos de los desafíos en materia de salud mental que enfrentamos hoy en día en Chile están vinculados a la constante incertidumbre que experimentan los chilenos, la creciente sensación de soledad y los niveles de violencia presentes tanto en las calles como en los hogares. La gran interrogante que nos planteamos es: ¿cómo abordamos estas problemáticas? y, más importante aún, ¿qué medidas podemos implementar para asegurar que nuestros niños y niñas crezcan en entornos saludables y seguros?
“La incertidumbre, la violencia y la soledad son sólo la punta del iceberg; son manifestaciones externas de desafíos más profundos que afectan nuestras microsociedades, representadas por las instituciones educativas. Estas problemáticas revelan carencias fundamentales, como la falta de habilidades sociales, la ausencia de autorregulación emocional, la carencia de autoconocimiento y, de manera alarmante, una severa falta de autoestima. Como evidenciamos, lo que subyace es considerablemente más profundo y requiere un compromiso serio por parte de los líderes educativos. Nuestras escuelas necesitan con urgencia programas de aprendizaje socioemocional para abordar estas cuestiones de raíz.”
“Muchas veces se hace hincapié en la importancia del rendimiento académico de los niños y niñas, pero poco se habla que esto va unido a las emociones y a la salud mental. Es difícil que nuestros niños (as) y jóvenes puedan generar buenos resultados en el colegio, liceo o universidad si es que no sienten contención, apoyo, protección, sin una guía”, agrega, la profesional de Eventuras, proveedor exclusivo en Chile del programa para niveles iniciales Second Step®, creado por el Committee for Children.
Bajo este contexto, la profesional enfatiza que la educación socioemocional juega un papel crucial en el desarrollo de la salud mental infantil. “Nuestro foco en Eventuras es entregarle a los docentes a lo largo de todo Chile a través de nuestros programas , las herramientas más reconocidas del mundo en materia socioemocional, validades por CASEL, una de las organizaciones reconocidas como referente internacional. Esto, con el propósito de empoderar a formadores y formadoras con estas habilidades socioemocionales para que así puedan gestionar sus aulas desde un espacio de cariño y vínculo con sus estudiantes”.
“Mediante nuestros programas no sólo estamos generando cambios para que el amor llegue a los estudiantes, sino que también estamos construyendo un espacio de amor para los docentes, es decir, ayudamos a los profesores (as) a generar un espacio para que puedan aplicar una docencia cariñosa, basada en el vínculo. A la vez, estamos creando un entorno de amor y contención para que los mismos docentes puedan transmitir esto a sus alumnos (as) desde el aula”, agrega.
¿Cómo las habilidades socioemocionales ayudan a tener una buena salud mental infantil?
Lo maravilloso de las habilidades socioemocionales es que no solo impactan a niños y niñas, sino que también a los adultos que los rodean. Estas habilidades son preventivas del abuso de sustancias, de la deserción escolar, del fracaso académico y enfermedades como depresión o ansiedad. Un niño\a que tiene la oportunidad de desarrollar estas habilidades, ve impactada su salud mental en los siguientes aspectos:
Mayor capacidad de autorregulación emocional y empatía. La educación socioemocional enseña a los niños a reconocer, comprender y gestionar sus propias emociones, así como a entender las emociones de los demás. Esto contribuye de forma directa a su bienestar ya que adquiere herramientas que le permiten implementar estrategias en los momentos que enfrenta conflictos emocionales con otros y consigo mismo.
Mejora de las relaciones interpersonales, potenciando la capacidad de comunicación, empatía y resolución de conflictos. La educación socioemocional ayuda a los niños a establecer relaciones interpersonales más saludables. Esto puede contribuir a un entorno social positivo, reduciendo el estrés y la ansiedad.
Tener herramientas para enfrentar un episodio de bullying. Al promover la empatía y la comprensión, la educación socioemocional puede contribuir a la creación de entornos escolares más seguros y reducir los comportamientos de acoso, intimidación y violencia escolar, lo que tiene un fuerte impacto positivo en la salud mental de todos los niños. Ya que el bullying no solo lo sufren víctimas y quienes lo ejercen, sino que también, trae consecuencias para quienes son testigos.
Cultivo de una autoestima sana y positiva: La educación socioemocional ayuda a los niños a desarrollar una relación positiva consigo mismos al reconocer y apreciar sus propias fortalezas y logros. La autoestima es crucial para que un niño o niña tenga éxito en la vida, pueda desenvolverse explorando nuevos conocimientos y pueda persistir ante escenarios complejos, otorgándole una actitud positiva ante la vida, optimismo y confianza para alcanzar sus sueños.
Actitud de resiliencia ante las dificultades: La capacidad de superar adversidades y frustraciones es esencial para la salud mental. La educación socioemocional contribuye al desarrollo de la resiliencia al enseñar a los niños a adaptarse positivamente a situaciones difíciles, a buscar distintos métodos de resolución de los conflictos y gestionar las emociones que podrían dificultar la persecución de una meta.