La mantención de las diversas especies de plantas y animales en la tierra, no solo son dependientes de los efectos directos del cambio climático, sino que también, son importantes de considerar los cambios en las prácticas agrícolas y forestales, como así también la incidencia de los incendios, especialmente de bosques, que además de terminar con flora importante, generan destrucción y/o movimiento de fauna.
Es importante destacar que, en la actualidad, la mayor parte de la investigación sobre distribuciones de plantas se centra en los efectos del clima. Esto tiene dos razones: Una es que los datos climáticos están fácilmente disponibles en forma de mapas climáticos, lo que facilita su trabajo, y la otra, es que la sociedad actualmente está muy preocupada por los efectos del clima.
En diversas partes del mundo, la forma en que usamos la tierra es probablemente más importante para la biodiversidad que el clima. Esto lo observamos, en Chile, en aquellas extensiones destinadas, por ejemplo, al monocultivo de pinos o eucaliptus, generando intensificación de la silvicultura, que conduce a bosques más maduros con una sola especie arbórea y bosques menos viejos, y efectos negativos sobre la biodiversidad.
Por otra parte, son preocupantes los cambios en la agricultura que han resultado en paisajes más homogéneos y áreas más pequeñas de hábitats que pueden albergar muchas especies.