Es lo que concluye el último reporte State of Climate Tech (SOCT) de PwC, publicado por primera vez en 2020, y que permite tomar el pulso a la inversión climática a nivel global. Este año, PwC Chile, en colaboración de la Asociación Climatech Chile, realizó la primera bajada local de este estudio para comprender los incentivos y brechas que existen para potenciar este sector.
Durante el último año, a medida que los mayores costos de endeudamiento y las condiciones económicas inciertas pesaron sobre el mercado de transacciones en general, se produjo una disminución en la inversión en tecnología climática a nivel global. La financiación climate tech cayó un 32%, de US$ 101 mil millones en 2022 a US$ 68 mil millones en 2023. Hasta el tercer trimestre de 2024, la cifra se sitúa en US$ 41 mil millones.
En tanto, la inversión en startups de climate tech en Chile mostró signos de mejora en 2024. Si bien entre 2022 y 2023 se registró una caída de 90%, pasando de US$ 360 millones récord a apenas US$ 36 millones, en los primeros trimestres de 2024 el monto ha ascendido a US$ 210 millones, reflejando signos de recuperación.
El estudio local, que consideró la evaluación de 33 startups climate tech, también determinó que Chile es el país con mayor inversión de la región en este sector (US$ 214 millones), por sobre Brasil (US$ 118 millones) y México (US$ 77 millones) en 2024.
Respecto del financiamiento, Nicolás Westenenk, Senior Manager de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC Chile, explicó que en Chile está fuertemente gatillado por el sector de la energía. “Tenemos más movimientos, flujos de dinero y soluciones consolidadas. Hay un mercado energético que está prosperando mucho”, dijo.
En los primeros tres trimestres de 2024, el 61% de las transacciones corporativas se encontraban en una etapa intermedia o avanzada, más del doble del porcentaje de 2018 (y considerablemente más alto que la participación del 33% entre los inversores del sector financiero en 2024). Este cambio puede reflejar el creciente interés de las empresas en ampliar las tecnologías climáticas probadas en lugar de apostar por tecnologías menos desarrolladas.
En Chile, un 67% de las transacciones de 2024 se encuentran en etapa avanzada, mientras que el 33% restante está en etapa temprana. El nivel de avance es uno de los más altos registrados a nivel local.
Por otro lado, el estudio también midió cómo las soluciones climate tech impulsadas por la inteligencia artificial y las de adaptación y resiliencia climática han ganado un creciente interés de los inversionistas.
En 2023, las empresas emergentes que trabajan en tecnología relacionada con la IA representaron el 7,5% de toda la inversión en tecnología climática, lo que ascendió a US$ 5.000 millones. Solo en los tres primeros trimestres de 2024, recaudaron US$ 6.000 millones, o el 14,6% del total de tecnología climática. Los segmentos de financiación clave fueron los vehículos autónomos (62% de la inversión relacionada con la IA) y las aplicaciones industriales en la agricultura, los hogares inteligentes y las soluciones energéticas inteligentes (20%).
“La IA le ha dado un impulso a esta industria porque la ha hecho más escalable, barata y replicable. Hoy, una startup climate tech le puede competir, quizás, a un SaaS o una fintech”, afirmó Florencia Mesa, directora ejecutiva de Climatech Chile.
Pese a los avances del país, aún persisten algunas barreras, como la resistencia al cambio por parte de industrias tradicionales y dificultad de adopción en nuevas tecnologías, así como la dificultad para acceder a financiamiento.
“Chile se posiciona como un muy buen piloto para las soluciones, pero nos falta escalabilidad y tenemos que ver cómo apoyar a nuestras startups pueden salir del país y exportar sus soluciones”, dijo Westenenk.
En tanto Mesa, señaló que se debe generar “una mayor transferencia tecnológica para llevarlas al mercado”, y generar apoyos estatales en sectores donde el país tiene ventajas comparativas. También señaló que se debe profundizar y visibilizar las alternativas de financiamiento disponible, como el venture debt (deuda) y fondos de innovación, y que la banca “debería cambiar sus variables y entrar” a financiar.