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Domingo de Ramos: una puerta a la fe, la humildad y el compromiso cristiano
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#9222 | 09 de Abril del 2025
La celebración del Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa para la Iglesia Católica, invitando a reflexionar sobre el sentido de la fe, la humildad de Jesús y el valor de la comunidad en un mundo necesitado de esperanza.
Con la conmemoración del Domingo de Ramos, la comunidad católica dio inicio a la Semana Santa, uno de los momentos más significativos del calendario litúrgico. Esta celebración, que recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén entre ramos y aclamaciones, marca el final del tiempo de Cuaresma y abre paso al Triduo Pascual: el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Sábado de Gloria. Para la Iglesia Católica, esta semana representa el corazón de la fe cristiana, al recordar la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
“El Domingo de Ramos conmemora un acontecimiento histórico sobre la vida de Jesús y da inicio a la Semana Santa”, explica Pablo Uribe, Director del Departamento de Teología de la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). “Su origen bíblico está recogido en los cuatro evangelios canónicos, donde Jesús entra a Jerusalén montado en un burro y es recibido con ramas por una muchedumbre que reconoce en él al Mesías”, detalla.
La celebración litúrgica contempla dos momentos centrales: la procesión con los ramos y la Eucaristía, centrada en la lectura de la Pasión. Esta vinculación entre la entrada triunfal de Jesús y los hechos centrales de su pasión y resurrección permite a los fieles adentrarse espiritualmente en la Semana Santa. “Cada nuevo Domingo de Ramos es un regalo para iniciar una semana reflexiva, sencilla, familiar y en comunidad”, enfatiza el académico.
En un mundo marcado por la incertidumbre, los conflictos y la búsqueda de sentido, esta fecha conserva plena vigencia espiritual. “Los relatos bíblicos nos dejan dos grandes enseñanzas: la humildad y la adhesión a Jesús como buena noticia. Un rey humilde que rompe con los paradigmas del poder y que viene a servir a los más necesitados, a las periferias humanas, como nos recuerda el Papa Francisco”, indica Uribe.
Además, agrega, es una oportunidad para revisar el lugar que ocupa la fe en la vida cotidiana. “La adhesión a Jesús como Mesías implica preguntarnos qué significa creer en Él: si es una fuente de esperanza frente a las dificultades o solo un acto ritual vacío. La Semana Santa nos invita a mirar la vida desde la fe, desde lo esencial”.
En tiempos donde muchas personas buscan nuevas formas de espiritualidad o reencontrarse con lo trascendente, el Domingo de Ramos ofrece un espacio para detenerse, compartir en comunidad y renovar el compromiso con valores como la sencillez, la fe y el servicio. Es, en definitiva, una invitación a mirar el mundo —y nuestras propias vidas— desde el ejemplo de aquel rey que eligió entrar sin poder, pero con amor.
