En el Día Internacional de la Felicidad, Javiera Yáñez Ormeño, Directora de Nutrición y Dietética de la Universidad Central, reflexiona sobre el impacto de la alimentación en el bienestar integral. En un mundo marcado por el estrés y la prisa, muchas veces la comida se convierte en un acto automático, pero la creciente práctica de la "alimentación consciente" busca cultivar una relación positiva y equilibrada con los alimentos.
La alimentación consciente involucra escuchar al cuerpo y reconocer la diferencia entre el hambre física y emocional. Esta práctica no solo mejora la salud física, sino también el bienestar emocional al influir en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, fundamentales para el estado de ánimo. Se recomienda una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, carbohidratos integrales, grasas saludables y una adecuada hidratación.
Yáñez destaca que la nutrición consciente no es una solución rápida, sino un compromiso que, si se ignora, puede tener repercusiones negativas en la salud a largo plazo. La alimentación consciente es, en definitiva, una clave para nutrir tanto el cuerpo como la mente.